Una pregunta frecuente en la consulta dental es si es mejor el uso de un cepillo eléctrico o uno manual. Los odontólogos e higienistas no tenemos dudas: la mayoría de los cepillos eléctricos son mejores que los manuales.

La principal ventaja de ciertos cepillos eléctricos es que reduce más placa dental, minimizando el riesgo de caries y gingivitis en el paciente. Esto se debe, entre otras cosas, a que pasamos más tiempo cepillándonos los dientes con un cepillo eléctrico que con uno manual; estamos más motivados y , en algunas marcas comerciales, tiene un sensor que determina, mediante una señal acústica , cuánto tiempo tienes que pasar en cada lado (en total mínimo 2 minutos). También influye que nos cansamos menos.

Por otro lado, con un cepillo eléctrico ejercemos menos presión sobre los dientes, ya que poseen la mayoría un sensor de presión que nos avisa cuando estamos apretando demasiado, con la consiguiente abrasión dental, que en algunos casos puede provocar sensibilidad dental y pérdida de esmalte.

En cuanto al tipo de cepillo a elegir, según la evidencia científica actual, los que tienen movimientos “oscilantes-rotatorios” son los más eficaces. Además de girar, el cabezal del cepillo oscila sobre el diente y va limpiando distintos ángulos para poder alcanzar zonas de difícil acceso.

Todo esto no significa que con el cepillado manual no se pueda conseguir una limpieza adecuada. En algunos casos además puede estar indicado, como después de una cirugía dental; en pacientes portadores de ortodoncia, o en niños donde la gama de cepillo dentales es más reducida que los cepillos manuales.

El cepillo eléctrico en cambio, debe estar indicado en casos de discapacidad física o mental, o en pacientes muy mayores, ya que conseguimos un mejor cepillado en menos tiempo, facilitando la tarea del cuidador si la persona es dependiente.

En resumidas cuentas, el tipo de cepillo es importante, pero siempre y cuando uno lo haga bien , de manera eficaz, llegando a todas las partes del diente y sin olvidar al final la lengua.

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Articulo escrito por:

Sofia García Rocamora – Directora Medica / Odontologa / Ortodoncista NR.Colegiado 03003316